Según la posición de toro y torero en la plaza, la suerte de banderillas puede ser natural y cambiada, llamada también con los terrenos cambiados. La suerte natural de banderillas es aquella que al consumarse permite el rehiletero la salida hacia su terreno, que es el de las tablas, mientras que el toro toma el suyo, que es el de las afueras. Para ello es preciso que en el momento del cite se encuentre el toro de espaldas a las tablas y el torero en los medios, frente a la res. En la suerte cambiada, ocurre lo contrario: el diestro saldrá por las afueras, que son los terrenos propios del toro, mientras que la res toma su salida por los de dentro.
Otra distinción cabe hacer y conviene tener presente: suertes en que se espera a pie firme al toro después de citado y aquellas en que se arranca hacia él para consumar el lance.
En todo caso y sea cual fuere la forma y terreno en que se ejecute, al verificarse la reunión deberán alzarse bien los brazos para dejar llegar al enemigo y en vertical, clavar los garapuyos en todo lo alto. La belleza y emoción de este instante, sube de punto si el rehiletero se asoma al balcón, es decir, si gallardamente queda enmarcado su cabeza entre los brazos levantados.
Banderillas al cuarteo
Es la forma más frecuente de banderillear, ya que con ella pueden prenderse los rehiletes a casi toda clase de toros y bien ejecutada es una suerte sumamente vistosa. Se practica citando al toro a distancia conveniente, según sus pies y facultades del banderillero, y se ha de iniciar el viaje describiendo una curva, de tal modo que la res en el suyo, haya de incidir en otra de la cual será envolvente la primera, para meter los brazos en el momento del encuentro y clavar, saliendo seguidamente por pies.
El mecanismo de esta suerte se comprende fácilmente: el diestro comienza a describir ese camino circular al correr hacia el toro, con lo que éste al atacar su objetivo, desplazado en forma circular, no puede embestir siguiendo la recta e irá perdiendo terreno, mientras el diestro lo gana.
Banderillas al quiebro
El Arte de Torear de Manuel Domínguez es el primer tratado que se ocupa del par al quiebro. Esta suerte recibe su nombre del quiebro a que se somete el viaje del toro.
Su mecanismo es siguiente: colocado el banderillero en rectitud frente al toro, citará sin moverse y a pie firma esperará su llegada a la propia jurisdicción, en cuyo momento quebrará el viaje de la res marcándole la salida al adelantar la pierna que a ella corresponde, desplazando el cuerpo en la misma dirección y volviendo con prontitud a juntar los pies y recobrar la posición primitiva, clavando al humillar el burel, ya perdido el embroque, con lo que el derrote, como se dice en la Tauromaquia de Guerrita, dará en vago. Si el toro es boyante, no habrá necesidad de salir por pies.
Banderillas al sesgo
Fue designada también en otros tiempos par a vuela pies, a la carrera o al trascuerno. Es una suerte de recursos para banderillear a toros muy aplomados que toman las tablas como refugio y se resisten a abandonarlas. En ella el diestro sale por fuera y como todo lo que se hace tomando el terreno ajeno, es difícil y expuesto. Podríamos decir que es una suerte equivalente al volapié practicado en tablas en la suerte contraria. El toro en este par cortará el terreno con sólo alargar el cuello y tirar un hachazo. Por ello requiere buenas piernas en el rehiletero.
Fuente: La Hora de la Verdad. Teoría y Técnica del Toreo. Ediciones Iberoamericanas S.A. Madrid. Joaquín S. Ruiz Pérez. 1952.